No confíes en afirmaciones abstractas. Incluyendo esta.

Hay un chiste famoso de Woody Allen que dice: «No sólo no hay Dios, sino que es imposible encontrar un fontanero en domingo».

Muchas veces, la tozuda realidad se mete en el camino de nuestros pensamientos y los desbarata de forma no necesariamente muy imaginativa. Pero actuar “en la realidad” es lo único que realmente nos hace sentir vivos.

La cuestión es: el discurso humano es experiencia, no una exposición teórica. Las afirmaciones abstractas pueden hacernos sentir que estamos en lo cierto; de hecho, pueden hacernos realmente estar en lo cierto.

Pero no podemos preferir tener razón a ser eficientes.

Y ser eficientes no significa hacer siempre las cosas bien. Ser eficientes tiene más que ver con el movimiento que con el resultado de ese movimiento.

La cuestión es: el discurso humano es experiencia, no una exposición teórica. Las afirmaciones abstractas pueden hacernos sentir que estamos en lo cierto; de hecho, pueden hacernos realmente estar en lo cierto.

Lo único que hace falta es ser consecuentes con la dirección: la prueba de que algo realmente es bueno es que no sólo es bueno para nosotros, sino también para los demás.

Necesitamos oír más el ruido de la colaboración entre seres humanos, de las cosas poniéndose en marcha, de la superación de las ideologías y las clases sociales para embarcarnos en viajes comunes, tanto serios como divertidos.

Pero basta ya de palabras.