Cuando una audiencia cautivada le pidió que improvisara un poema durante su discurso a la clase de graduación de la Universidad de Harvard en 1975, Muhammad Ali recitó uno compuesto por solo dos palabras.
“Yo, Nosotros”.
Es una declaración concisa pero poderosa que captura la esencia de la unidad y el poder de la acción colectiva.
Nótese que no calificó el “yo”; tampoco dijo nada sobre quiénes pueden constituir el “nosotros”. Cuando la invitación es honesta y hay una voluntad genuina de hacer algo juntos, no nos ponemos a elegir quiénes podrían ser nuestros cómplices.
Dejamos de lado las diferencias y nos enfocamos en lo que nos hace iguales.
Frente a los problemas del mundo, los compañeros de viaje para intentar solucionarlos pueden ser a primera vista bastante improbables. Nos hemos acostumbrado a asociar a individuos o grupos radicales que ya están profundamente comprometidos, a luchadores fuera del sistema, con la carrera por mejorar el estado de las cosas, pero todos los habitantes del pálido punto azul deberíamos vernos los unos a los otros como compañeros de viaje.
Las posibilidades son casi infinitas. Podríamos aliarnos con entidades que, por ser tan nuevas en todo esto como nosotros mismos, nos podrían ofrecer más oportunidades para hacer nuestra parte.
Todas las instituciones que necesitan cambiar su rumbo: organizaciones religiosas, grupos políticos de base, empresas.
Incluso marcas comerciales.
¿Qué dirías si te dijéramos que las marcas comerciales con mayor conciencia social están dispuestas a olvidar las jerarquías en la relación marca-consumidor para unirse a ti y lograr un cambio real? ¿Rechazarias la propuesta?
Al mismo nivel, de humano a humano, las empresas necesitan hacer que el cambio suceda de verdad, y tienen el poder para hacerlo. Nosotros, por nuestra parte, necesitamos una puerta a través de la cual entrar para participar activa y efectivamente en la realidad.
Ellos, nosotros; todos necesitamos hacer que el cambio suceda.
“Al mismo nivel, de humano a humano, las empresas necesitan hacer que el cambio suceda de verdad, y tienen el poder para hacerlo. Nosotros, por nuestra parte, necesitamos una puerta a través de la cual entrar para participar activa y efectivamente en la realidad”.
Entonces debería ser “Yo, Nosotros”, con quien sea, sin jerarquías, como iguales. En el caso de las marcas comerciales, sería tan así que esta vez ya no se trataría de aceptar los términos y condiciones que nos puedan imponer.
Sino de escribir un nuevo contrato juntos, a partes iguales.
Pensado y escrito por Humanos,
1 de Mayo, 2024.