Normalmente se nos exhorta a hacer activismo en relación a personas que, básicamente, no somos nosotros.
Resulta lógico; la noción de activismo -cualquier forma de acción que provenga de la empatía con los problemas generales, o directamente de otros– contiene en su misma definición a “los demás”.
Pero hay un ángulo desde el cual nadie ha querido mirar, o por lo menos nadie ha analizado seriamente, de por qué deberíamos ser en alguna medida activistas. Es el ángulo del impacto que genera el ayudar a otros, fuera de nuestro círculo de conocidos, en nuestro propio sistema vital.
Resulta que hacer activismo, en la forma que sea, es beneficioso para nuestra salud.
Y es beneficioso para nuestra salud porque está comprobado que hay una parte de “activismo” en todos nosotros, un porcentaje de energía mental y física que necesariamente tiene que ser destinada a otros que no sean yo y que, de no ser ejercitada, se atrofia y nos perjudica seriamente.
Una de las paradojas es que muchas veces nos sentimos alejados del concepto de activistas porque se nos pide una dedicación a tiempo completo. Nosotros, en cambio, no estamos diciendo que tenemos que ser activistas profesionales, como nadie dice que tenemos que ser corredores, jugadores de fútbol o nadadores profesionales…
Pero tenemos que nadar, y tenemos que correr.
Hace ya décadas que ha quedado claro que es fundamental que hagamos algún tipo de ejercicio, siempre relacionado con nuestra edad y posibilidades, de lo contrario nuestro cuerpo se va deteriorando a mucha mayor velocidad de la normal.
Lo que proponemos es que, así como somos HOMOSAPIENS u HOMOLUDEN, somos también HOMOACTIVARIUM. Una especie, en definitiva, cuyos individuos necesitan ayudar a otros individuos para sobrevivir.
Visto así, el activismo cubre no solo una necesidad social o de carácter público, sino principalmente una necesidad personal para quién lo lleva a cabo.
Esta es una exhortación, por tanto, no ya a ver los problemas de los otros como propios, o a intentar entrar en la película de los demás para entender que todos somos parte de una cadena.
No.
Esta es una exhortación a cada uno de nosotros como individuos a realizarnos plenamente, para potenciar nuestra salud y nuestra energía vital y emocional dedicando un porcentaje de la existencia a ayudar, de la manera que sea, al resto de individuos de nuestra especie.
Empecemos hoy.
Pensado y escrito por humanos.
25 de Octubre del 2024